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Experta en gastronomía – Restaurantfachmann/-frau 

Eli es de Barcelona y llegó a Alemania para cursar su Ausbildung, a través de un programa de cooperación entre ambos países.

A las pocas semanas de comenzar su formación, se dio cuenta que no se estaba dando cumplimiento al contrato y con el tiempo sufriría acoso laboral o mobbing, además de la subestimación por parte de algunos profesores en la escuela.

Hoy conversamos sobre la precarización laboral en la industria turística, nos comparte sus experiencias, detalles de la Ausbildung y como llegó a tomar la decisión que la impulsaría a buscar un nuevo y mejor empleo. 

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La formación profesional como Experto/a en gastronomía – Restaurantfachmann/-frau Restaurantfachmann/-frau en Alemania se centra en el servicio y la gestión de restaurantes. Esta ocupación implica brindar un servicio de alta calidad a los clientes, tanto en la atención al cliente como en la gestión de las operaciones del restaurante.

Como Restaurantfachmann/-frau, tu principal responsabilidad es atender a los clientes y asegurarte de que tengan una experiencia agradable en el restaurante. Esto implica recibir a los clientes, tomar sus pedidos, servir alimentos y bebidas, y garantizar un servicio amable y eficiente.

Durante tu formación, aprenderás sobre diferentes aspectos relacionados con el servicio de restaurante, como el conocimiento de los diferentes tipos de alimentos y bebidas, técnicas de servicio y etiqueta, así como la gestión de mesas y reservas. También adquirirás habilidades en la preparación y presentación de bebidas, la recomendación de platos y la resolución de problemas relacionados con el servicio al cliente.

Además del servicio al cliente, también estarás involucrado en la gestión y organización del restaurante. Esto implica tareas como el control del inventario, la planificación y el seguimiento de eventos especiales, la coordinación con el personal de cocina y el mantenimiento de la limpieza y el orden en el área de servicio.

Es común que los Experto/as en gastronomía trabajen en restaurantes, hoteles, cafeterías o en servicios de catering. También puedes optar por especializarte en áreas específicas, como la sommellerie (gestión de vinos) o la gestión de restaurantes.

En resumen, la formación profesional de Restaurantfachmann/-frau en Alemania se enfoca en el servicio y la gestión de restaurantes. Implica atender a los clientes, asegurando una experiencia agradable, y la gestión de las operaciones del restaurante. Esta ocupación requiere habilidades en el servicio al cliente, conocimiento de alimentos y bebidas, capacidad de organización y una atención meticulosa a los detalles para garantizar la satisfacción de los clientes y el éxito del negocio.

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Tema: Chérie la Kro, Banda: Lessazo, Album: Soleil d´hiver, Licencia: Creative Commons

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Somos Azubis!.

Eli Barral es de Barcelona y llegó a Alemania para cursar su Ausbildung a través de un programa de cooperación entre ambos países.

A las pocas semanas de comenzar su formación, se dio cuenta que las cosas no serían como le habían dicho, llegando a vivir situaciones muy difíciles tanto en el trabajo como en la escuela.

Estas experiencias la llevarían a buscar nuevas alternativas para continuar con su proyecto inicial.

Esta semana viajamos al pueblo costero de Diahagen, en el estado de Mecklenburg-Vorpommern, con Mecklenburgo, pomenaria occidental.

Hola Eli, ¿cómo estás?

Buenas tardes.

Hola, buenas tardes Renata.

Gracias por estar acá.

Quería preguntarte primero cómo estuvo tu día.

Pues bien, la verdad.

Qué bueno.

¿Dónde estás ubicada?

Estoy ubicada en el norte de Alemania, en la región de Mecklenburg-Vorpommern.

Eso está bien, bien al norte.

Sí, más al norte no hay nada, más báltico.

¿Es un pueblo o una ciudad?

Estoy en un pueblo.

¿Puedes contarnos un poco cómo es la vida en un pueblo nórdico de Alemania en tu experiencia?

A ver, en invierno no hay nada que hacer.

Está todo cerrado, no hay vida, por así decirlo.

Y luego en verano, pues sí que es verdad que hay muchos turistas, sobre todo alemanes, alemanes mayores, jubilados que vienen a pasar el verano aquí.

Y entonces sí que ya hay un poquito más de vida, pero no más allá de las 7 de la tarde.

¿Y de dónde eres originalmente?

Yo soy de España, de Barcelona.

De Barcelona, guau.

¿Cómo ha sido ese cambio de venir de una ciudad tan grande, súper cosmopolita, donde pasan tantas cosas, a un pueblo en Alemania?

Pues por el trabajo, básicamente.

En España yo tenía contratos de un mes, de dos meses.

Entonces no veía que tuviera un futuro.

Había una inestabilidad de alguna forma laboral, ¿no?

Sí, sí la sigue habiendo, lamentablemente.

¿Sentías que esa inestabilidad laboral también afectaba como otras áreas también de tu vida?

No, fue el simple hecho de que no había trabajo.

Entonces, bueno, el problema es el típico problema de necesitas estudios para trabajar, pero para estudiar necesitas trabajar.

Claro, es un círculo vicioso, ¿no?

Que mucha gente se ve ahí como entrampada.

Exactamente.

Entonces, pues claro, yo estaba en ese círculo y claro, pues no había manera.

¿Cómo decides salir de España para tratar de encontrar otras alternativas y cómo llegas a decidir venir a Alemania finalmente?

Bueno, yo empecé a barajar la opción de venirme al extranjero y entonces empecé a buscar programas del paro, que estuvieran subvencionados o bueno, como una especie de Erasmus.

Entonces, bueno, encontré dos, el que acabé haciendo y otro.

El otro era ir a Italia unos cuatro meses y luego volver a España.

En cambio, el de Alemania eran tres años y luego pues ya te quedabas aquí, no tenías por qué volver a España.

¿Y ese programa para venir a Alemania es un programa que lo ofrece el Estado alemán o es una cooperación con el gobierno español?

Es para las personas que quizás están en España y nos escuchan y se enteren de qué se trata un poco esto.

Es una colaboración con los dos gobiernos, tanto el alemán como el español.

El gobierno español se encarga de buscar a la gente que esté interesada y el gobierno alemán pone las empresas que hace los contratos para dicha gente.

¿Y qué es lo que tuviste que presentar para poder participar de este programa?

¿Te exigieron algunos documentos, algún nivel del idioma?

¿Cómo es ahí?

Bueno, cuando me llamaron, lo primero que tuve que hacer fue como una especie de exámenes.

A mí, por ejemplo, me hicieron catalán, castellano, inglés, matemáticas y alemán.

Pero alemán era muy intuitivo, era muy básico.

En plan, decir hola, decir adiós, cosas así.

Además, se hacía con un programa de ordenador, entonces era muy, muy fácil.

Eligi, ¿esas pruebas que te hicieron a ti de matemáticas y de idioma era para todas las personas que querían participar en este programa?

Sí, todos los que nos convocaron a las entrevistas nos hicieron los test.

Y cuando ya pasabas esa etapa, ¿tú podías elegir en qué área o con qué empresa tú ibas a firmar el contrato?

¿Cómo fue ahí el paso desde España a llegar acá?

Tú podías elegir el área a la que te querías dedicar.

Había, por ejemplo, lo que yo hice, que fue experta en gastronomía.

Había experta en hostelería, experto en cocina.

Creo que había mecánica también, robótica.

Y nada, una vez nosotros elegíamos lo que queríamos hacer, sí que es verdad que no podíamos elegir la empresa a la que íbamos a ir.

No podíamos elegir ni hotel, ni restaurante, ni nada.

Eso era cosa de la organización.

Era un poco así, decimos nosotros ya, a la suerte de la olla, ¿no?, como lo que te tocara.

Sí, sí, y lo sabíamos un mes antes de irnos.

Y ese mes antes de venirte, a ti te avisaron ya dónde ibas a trabajar, con quién era tu empleador, y de ahí viajaste en un grupo, llegaron a algún lugar y de ahí los distribuyen.

¿Cómo es la llegada aquí?

Antes de llegar sí que ya nos distribuían en grupos.

Por ejemplo, en mi grupo fuimos 12 los que vinimos aquí al mismo hotel.

Y otro grupo se fue un poco más al sur de Alemania.

Y bueno, cuando tú llegas a hacer el...

Era para venir a hacer un trabajo, ¿no?

¿O viniste directamente a hacer la Osbildo?

Vine directamente a hacer la Osbildo.

Ahí cambia un poco, porque pensé que habías venido a trabajar primero.

¿Y tú sabías de qué se trataba este sistema dual de estudio?

Al principio, no.

O sea, yo antes de apuntarme, pues sí leí toda la información, y obviamente nos lo aclararon todo mucho antes de venirnos para acá.

Pero bueno, siempre hay cosas que te dicen y cosas que no te dicen.

Como en todos lados.

¿Y cuando tú llegaste a Alemania ya venías también con la escuela teórica lista?

¿O tuviste que buscarla tú acá?

No, eso ya estaba todo listo.

O sea, que llegaste ya a trabajar y a estudiar de una.

Sí, exactamente.

Bueno, me imagino que no debe haber sido fácil, porque las clases en alemán...

Y bueno, ¿qué nivel tenías del idioma y cómo fue?

Si fue muy difícil para empezar ya tanto sea a trabajar como a estudiar.

A ver, en España hicimos cuatro meses de curso intensivo de alemán.

Eso eran ocho horas, cinco días a la semana.

Y luego cuando vinimos aquí, pues claro, la escuela era todo en alemán.

En el trabajo sí que es verdad que cuando nosotros llegamos ya había un grupo de españoles en segundo año.

Entonces nos dejaron que el primer mes que estuvimos aquí nos enseñaran todo en español.

Para al menos poder entender el funcionamiento del hotel.

¿Y después ya empezaron con el alemán?

Sí...

No, a ver.

El primer año sí que es verdad que tuvimos una profesora de alemán.

Pero luego llegó todo el tema de la pandemia y eso ya se acabó.

Entonces todo el alemán que hemos ido aprendiendo ha sido por nuestra cuenta.

Y por el trabajo, evidentemente.

Y cuando llegó la pandemia, trabajando en el área de gastronomía o hotelería, sabemos que se cerró todo.

¿Qué pasó ahí también con el grupo que estaban?

¿Ustedes siguieron estudiando?

¿Siguieron trabajando?

Bueno, el hotel cerró.

Pero al ser azubis, como no nos podían mandar a ERTE, pues entonces teníamos que seguir trabajando en el hotel, a puerta cerrada, limpiando.

¿Ustedes vivían ahí mismo en el hotel?

¿Tenían como una casa especial para los azubis?

Sí, el hotel tenía varias casas con habitaciones compartidas.

Bueno, hace un ratito nos dijiste que habían cosas que no te dijeron.

¿Con qué sorpresas te encontraste cuando llegaste acá?

A ver, son cosas que tampoco son culpa del programa que organiza esto, porque no saben cómo funciona cada hotel al que vamos, eso es evidente.

Pero bueno, no sé, son detalles, sobre todo nos decían que el tema de la escuela, trabajaríamos, por ejemplo, tres días y los otros dos restantes iríamos a la escuela, o al revés, tres días de escuela, dos de trabajo.

Eso no fue así, trabajábamos, creo que eran dos meses y medio, y luego íbamos dos semanas a la escuela en el tirón.

Ah, y eso estaba escrito en el contrato, eso que habían dicho que eran tres días de trabajo y dos de escuela.

Sí.

O sea que hubo un incumplimiento ahí.

¿Y eso te empezaste a dar cuenta como ya al principio como que cambió el ritmo o fue cambiando con el tiempo?

Fue cambiando con el tiempo.

Luego también, claro, yo hacía el house building de restauración y mi sitio de trabajo estaba en el restaurante, pues como faltaba personal, a los azubis de restaurante nos hacían ir a trabajar a limpieza de habitaciones.

¿Y eso tampoco era parte del contrato?

Exactamente.

Entiendo.

¿Y cómo era el ritmo de trabajo también?

¿Tenían horas específicas o tampoco se respetaba eso?

A ver, como me dijo una vez mi jefe, es gastronomía.

O sea, hay días que sí, que se respeta el horario, pero hay muchos otros días que no se respeta.

Porque falta personal y es un hotel, entonces se tiene que currar.

Esa es una situación que se da mucho, bueno, en muchos trabajos, pero especialmente en la industria turística, de que la precarización de los trabajos, los horarios.

Y se da esta dualidad porque la gente que va a disfrutar, a descansar o a comer algo rico en un hotel, por el otro lado está todo esto que estás diciendo tú, que no se cumplen los contratos o que está esta precarización laboral.

¿Ustedes como grupo también se dieron cuenta inmediatamente de esta situación y podían hacer algo al respecto?

No, o sea, a ver, el primer año cuando tú llegas aquí, eres azubi, eres nuevo, no conoces el idioma, te toca tragar.

O sea, o aprendes rápido el idioma y aprendes a defenderte o tienes que decir sí a todo y ya está.

Que fue lo que hablo por mí.

A mí el primer año me pasó eso.

Desde el comienzo te diste cuenta que había algo que no estaba bien.

Exactamente.

¿Había una posibilidad de poder conversar esto con alguien en ese momento cuando desde ya el comienzo te diste cuenta?

Oye, me dijeron una cosa, pero ahora acá es otra.

¿O te sentiste que estabas sola?

A ver, aquí vienes solo y te vas solo.

O sea, yo vine con un grupo de españoles, es evidente, pero cada uno tiene que mirar por sí mismo.

Entonces sí que es verdad que muchos nos dábamos cuenta de la situación, pero no todos éramos o eran capaces de dar un paso al frente y decir oye, que esto no está bien.

¿Había algún interlocutor que hablar español?

Sí, sí.

Casi la mitad de la plantilla de ese hotel éramos españoles.

Eran casi todos estudiantes Azubis o habían también personas que ya habían terminado sus estudios y se habían quedado ahí trabajando?

Había de todo.

Había de todo.

Había tanto Azubis como trabajadores, los llamados aushilfe también, los que venían a ayudar.

O sea, sí, había de todo.

Este primer año estamos hablando de la parte práctica, lo que tenían que hacer en el hotel y pasamos un poco ahora a la parte más teórica, cuando te tocaban las clases.

¿Cómo eran las asignaturas o las clases que tenían?

¿Iban este mismo grupo de compatriotas tuyos a las clases teóricas también?

Sí, íbamos todos a la escuela al mismo tiempo, no a las mismas clases, porque unos hacían lo que te digo, cocina, otros hacían hostelería y otros gastronomía.

Entonces nos dividían en tres clases.

Y cuando tú dices experta en gastronomía, ¿puedes explicarnos qué significa y qué áreas de la gastronomía abarcan?

En mi posición, experta en gastronomía, abarca lo que es todo el tema de restauración.

Restaurante, bar, coctelería, bebidas, vinos.

Todo lo que tenga que ver con restaurante es lo que abarca gastronomía.

Al menos aquí.

¿Y cuáles eran las asignaturas que tenías el primer año?

¿Te acuerdas?

Sí, sí que me acuerdo.

Teníamos lo que era restaurante, en plan organizar un restaurante, preparar las mesas y todo eso.

Teníamos también la traducción al español, no sé cómo sería, social cumbre.

Sería como...

¿Educación cívica o no?

Sí, sí, algo así, sí.

Luego teníamos Wirtschaft, que tampoco sé cómo sería la traducción al español.

Sería más como tema de leyes, ley del trabajador, economía, marketing, inglés, alemán, educación física y filosofía.

En esta asignatura que ustedes tenían de ley del trabajo, ¿les enseñaban esto mismo por lo que ustedes estaban pasando?

Que no se estaba cumpliendo el contrato, que habían algunas cosas que se habían conversado y que no estaban siendo cumplidas por parte del empleador.

¿Lo conversaban, lo aprendían ahí en esa asignatura?

Sí, sí.

Y es más, cuando la profesora hablaba de algo que como ley el empleador tenía que cumplir, yo, por ejemplo, saltaba y decía pues en mi hotel esto no es así.

Y se quedaban bastante alucinados.

¿Y qué decía la profe en esos momentos?

Se lavaba bastante las manos, no era muy de decir pues vaya, eso no está bien, como que les daba bastante igual.

¿Y tenían ustedes igual vacaciones, seguro de salud, esas cosas?

Sí, sí, teníamos como un trabajador normal, como un trabajo normal, nuestros días de vacaciones, nuestro seguro médico.

El seguro médico una parte lo pagábamos nosotros y otra parte lo pagaba el hotel.

Y también la seguridad social, bueno lo que aquí sería la seguridad social de España, por ejemplo.

¿Y cómo era la relación en la escuela con tus profes y también con tus compañeros y compañeras?

A ver, como ya te comenté, no era muy buena, ya que, claro, éramos extranjeros en una escuela alemana, casi todos eran alemanes y el primer año, pues es lo que te digo, no teníamos muy buen conocimiento del idioma.

Entonces eso creaba como una especie de entorno de bullying, de mofas.

Y los profesores tampoco es que ayudaran mucho, los profesores incluso también nos soltaban algún tipo de comentario.

¿Esas burlas a que tú te refieres eran por parte de los compañeros alemanes?

Sí.

¿Y qué situaciones se daban en ese contexto, si nos puedes contar?

Sí, o sea, si algún profesor nos preguntaba algo, por ejemplo, y nosotros pedíamos si nos lo podían volver a repetir, entonces ya se oía por detrás los típicos cuchicheos de, oh, no lo he entendido, bueno, cosas así.

Y los profes dices también que a veces soltaban comentarios.

Sí, como en plan, bueno, a ti no te pregunto porque tú no entiendes.

Eso me lo han dicho a mí.

Es la primera vez que un entrevistado entrevistado aquí en el podcast cuenta eso, que los profesores también hacen ese tipo de comentarios.

Es súper lamentable también porque ellos saben que la gente que llega no son hablantes nativos y ellos también lo aceptan.

Sí, pero es como dicen muchas veces, los alemanes son muy cerrados.

Evidentemente, yo he conocido alemanes que son muy simpáticos, son muy abiertos y todo eso.

Pero sí que hay otros muchos que son muy de su país y si no sabes el idioma, entonces es ya una falta de respeto para ellos.

¿Esas situaciones así te pasaron solamente en la escuela o también las has vivido fuera de la escuela?

En los dos sitios, en el trabajo, en la calle, en el supermercado, en la escuela.

Ya te digo, o sea, eso fue más durante el primer año.

¿En el trabajo era parecido estas burlas por el tema de no entender el idioma o habían otros aspectos también?

No, en el trabajo no eran ya burlas como tal, pero bueno, sí que por ejemplo, durante el primer año, la primera jefa que tuvimos se enfadaba bastante.

O sea, se desquiciaba bastante cuando no entendíamos algo.

¿Se enojaba, gritaba, los retaba?

Sí, alguna vez incluso nos llegó a insultar.

¿Y esto empezó desde el comienzo o fue de forma progresiva?

Te podría decir que fue a partir del segundo mes de estar aquí, o sea, desde el comienzo.

Qué difícil.

¿Y cómo enfrentaste tú esa situación?

¿Te había pasado antes en el entorno laboral o algo así?

No, nunca.

¿Y cómo lo tomaste al principio?

¿Cómo fue?

¿Te afectó?

¿Tenías algún tema cultural?

¿Qué se lo atribuiste?

A ver, yo soy una persona bastante sensible, entonces era algo que me afectaba bastante emocionalmente.

Yo soy una persona de lágrimas fácil y me hundía con mucha facilidad, pero no sé, yo creo que era más que nada esa mujer.

Yo creo que ella tampoco estaba contenta con su trabajo y por eso lo pagaba con nosotros.

¿Y esto se daba en situaciones con cosas pequeñas por cualquier cosa?

¿Ella reaccionaba así?

Sí, sí.

O sea, si por ejemplo nos explicaba algo y no lo hacíamos bien a la primera, pues sí que se alteraba un poco, bastante.

Cero pedagogía ahí.

Porque se supone que la gente que llega está ahí para aprender, no son aprendices.

Uno aprende también errando.

Exactamente, claro.

¿Y qué es eso?

Que estamos ahí para aprender.

Había gente que ya había trabajado en ese ámbito, pero otra mucha gente no.

Entonces para muchos eso era un trabajo nuevo.

Y claro, nadie nos ha enseñado.

Claro, y hay diferencias culturales también.

Me imagino dentro del área gastronómica, que no es lo mismo trabajar en un restaurante por la cultura.

No sé, que a lo mejor ahí en Barcelona hay que trabajar en un pueblo en el norte de Alemania.

Ya no es el hecho de trabajar en un pueblo o en una ciudad grande, sino la categoría que tenga el dicho restaurante o dicho hotel.

¿A qué te refieres con eso?

Cuéntanos, por favor.

A ver, mi hotel era un cuatro estrellas superior.

Y claro, nosotros a los huéspedes les tratábamos siempre de usted.

O sea, eran gente con mucho dinero, gente muy respetable, la mayoría eran políticos.

Entonces, claro, yo el invierno pasado, por ejemplo, viajé a España, después de dos años de estar aquí en Alemania, y fui con mi pareja a un restaurante.

Y claro, como yo era camarera, no podía evitar fijarme en cómo trabajaban en un restaurante en España.

Y no sé, el trato al cliente era muy diferente, es muy diferente.

¿En qué aspectos notaste tú esa diferencia?

También ya con un ojo más profesional, pero ¿en qué cosas te pudiste dar cuenta?

Sobre todo en hablarle al cliente.

O sea, yo, por ejemplo, lo que te digo a mi hotel, había que tratarles de usted.

Y el restaurante al que fui en España, por ejemplo, te trataban de tú.

Entonces, no sé, fue como después de escuchar durante dos años el usted, que a mí también me tratan de usted aquí en Alemania, cuando voy a un restaurante o lo que sea, y el hecho de que me trataran de tú en España fue como un poco... que hacía mucho tiempo que no lo escuchaba.

¿Te chocó un poco?

Sí.

Y eso que antes estaba acostumbrada, ¿no?

Pero puede que quizás también fuera el restaurante al que fuimos que, bueno, la muchacha no es que fuera muy simpática tampoco.

Claro.

Ahí ya te empiezas a fijar en esas diferencias que, bueno, en el trabajo, pero también hay diferencias culturales, que uno también va cambiando las formas.

Cómo te va transformando también el vivir en otro lugar.

Lo notaste también en otras cosas, así como en el día a día.

Sí, aquí, por ejemplo, en Alemania, en los pueblos pequeños donde estoy yo, por ejemplo, aunque tú vas paseando por la calle y aunque tú no conozcas a la persona que te estás cruzando, tú tienes que saludarla.

Si le dices buenas tardes o buenos días o lo que sea, da igual, pero no pasas de largo sin saludar a esa persona.

Aunque no la conozcas.

Aunque no la conozcas.

Y bueno, en una ciudad grande o una ciudad nomás, ahí nadie se...

Eso es imposible.

Es imposible.

Eli, volviendo un poco al tema de este enojo de la jefa.

¿Esto se mantuvo durante el tiempo que estuviste ahí?

¿Disminuyó?

¿Creció?

¿Cómo fue esa experiencia con ella?

Bueno, te puedo hablar del primer año porque luego, bueno, los azubis que más nos sentíamos mal con esa persona, pues hablamos con dirección y la echaron, la despidieron.

¿Y después de eso cambió el ambiente laboral dentro del hotel?

Pues no, no.

¿Qué pasó ahí?

No sé si puedes compartirnos un poco qué sucedió.

Sí, bueno, a ver, ya luego llegó todo el tema de la pandemia.

El hotel estuvo cerrado ocho meses.

Y tras esos ocho meses, pues cuando volvió a abrir, pues contrataron a una persona nueva encargada del restaurante.

Y yo creo que las cosas en mi opinión y bajo mi punto de vista fueron a peor.

¿Por qué?

A peor en el tema de que siempre ha sido así.

Esto te lo digo desde un principio, yo no digo que en todos los sitios sea igual, pero en donde yo he estado al menos se han aprovechado muchísimo de los azubis, pero muchísimo.

¿Qué aspectos tú te dabas cuenta, bueno, tú lo viviste también en carne propia, que había un aprovechamiento?

Sobre todo, por ejemplo, te pongo un ejemplo.

Cuando teníamos que trabajar durante la cena en el restaurante, pues la cocina cerraba a las nueve.

Todos los fajarbaita, los trabajadores normales, a las nueve se iban a hacer la pausita con su cerveza, su copita de vino, a fumarse un cigarro.

Y éramos los azubis los que nos teníamos que quedar en el restaurante limpiando.

No se quedaba ningún trabajador normal, solo los azubis.

¿Y hasta qué horas tenían que quedarse limpiando hasta que terminaran el trabajo?

Exactamente.

O sea, ahí también había parte del incumplimiento de horario, porque bueno, había veces en que tú entrabas, por ejemplo, a las tres del mediodía y salías casi a las doce de la noche.

Pero es que al día siguiente tenías que volver a estar en el restaurante a las seis de la mañana.

Y eso así, ¿no?

Seguían en ese ritmo.

Exactamente.

Entonces, a lo que me refiero es que, por ejemplo, yo como azubi, que salía a las doce de la noche y al día siguiente tenía que estar a las seis de la mañana, no era lo mismo que un trabajador normal que salía a las doce de la noche, pero al día siguiente tenía que estar ahí a las dos del mediodía, por ejemplo.

Tenía todas sus horas de descanso.

Yo tenía seis horas.

Entre que llegaba a mi casa me hacía algo de cenar y me iba a dormir, era a las una de la madrugada.

Dormía cinco horas y me iba al trabajo.

Entonces, eso al final te acaba creando un cansancio físico y emocional.

Y el ritmo que te exigen que tengas para trabajar, pues no lo tienes.

Claro, no puedes rendir lo que te están pidiendo porque no estás descansando.

Exactamente.

Como dices, hay un agotamiento físico, emocional, mental.

¿Tú cómo te empiezas a dar cuenta?

Bueno, me imagino que te empiezas a sentir físicamente cansada, pero ¿cómo te empieza a pasar la cuenta esto también a medida que va pasando el tiempo?

Físicamente, lo que se suele decir, el cuerpo es una máquina y lo explotas hasta que ya no puedes más.

Pero sí que es verdad que yo empecé a sentirme más cansada en el ámbito emocional porque me iba casi todos los días llorando a casa.

Me levantaba llorando porque no quería ir a trabajar.

Me daban ataques de ansiedad en pleno servicio, o sea que me tenía que ir al baño, encerrarme y llorar.

Es una situación muy difícil, yo creo que muchas personas también pasan por eso, pero creo que en nuestras sociedades la violencia en muchos aspectos de nuestra vida se ha normalizado.

Y también en el trabajo, lo que tú nos cuentas, hay situaciones violentas o se trabaja bajo una presión constante que al final empiezan a afectar todas las áreas como ser humano.

¿Qué tú hacías tú para sobrellevar esta carga emocional?

Porque no es saludable sin duda estar con esta presión emocional y psicológica.

¿Cómo lo sobrellevaste ese tiempo?

Yo tuve la suerte de que al año de estar aquí conocí a mi actual pareja.

Gracias a él me consolaba, me animaba, me apoyaba, estaba conmigo.

Como estábamos en el mismo trabajo, él en cocina y yo en servicio, el hecho de que él estuviera ahí era algo que a mí me calmaba, me relajaba.

Qué bueno que tuviste ese apoyo.

¿Tú habías escuchado antes sobre el acoso laboral o el mobbing?

Sí, ya lo había escuchado más de una vez.

¿Y tú sentiste en esos momentos que estabas sufriendo acoso laboral?

No, en ese entonces no.

Yo lo único que veía era que había poco personal y el dueño del hotel como veía que con cinco camareros se podía conseguir pues no contrataban a nadie más.

O sea que había una sobrecarga, como una sobreexplotación.

Exactamente.

Yo en ese momento lo veía así, no veía que era mobbing.

Hay muchísimas más cosas.

¿Puedes contarnos para que la gente que nos escucha a lo mejor pueda estar pasando por alguna situación similar y no sabe que esto tiene un nombre que se enmarca también dentro de lo que es el acoso laboral y lo que puede producir en las personas?

Te voy a contar lo que pasó un día que estábamos trabajando.

Tocaba el servicio de desayuno y el desayuno es hasta las once de la mañana.

Llegadas las once, yo me estaba encargando de una parte del restaurante, yo sola.

Llegadas las once, vino un compañero el que se encargaba de la recepción de los huéspedes y me dijo que ya podía empezar a preparar las mesas para la noche.

Que ya habían llegado todas las familias y que ya no hacía falta que estuviera preparado para el desayuno.

Yo lo entendí perfectamente.

La frase preparar para la cena la llevo usando tres años y te puedo asegurar que la entendí.

Entonces a medida que estoy preparando para la noche, otro compañero vino con una familia de huéspedes que venían a desayunar.

Delante de la familia me preguntó porque estaba yo preparando para la noche y le dije porque tal me ha dicho que lo haga.

Me dice ya pero es que no ves que están llegando todavía para desayunar y le digo ya pero es que son las once y ya me han dicho que haga esto.

Y bueno, se fue como un poco malhumorado.

Total que a la hora o así, yo estaba ya recogiendo el buffet del restaurante y limpiando.

Y oí como el compañero este, el que vino con la familia, estaba hablando con uno de los jefes a unos cinco metros de mí.

Y estaban hablando de mí.

No dijeron mi nombre pero yo sabía que estaban hablando de mí.

Porque bueno, yo oí como le comentaba es que una Azubi ha empezado a preparar las mesas para la noche cuando todavía no tocaba.

Total que a mí eso no me sentó bien porque yo creo que si quieres discutir algo sobre mí me dices oye Eli, ven un momento, vamos a hablar de esto.

No hablas con una persona, ya no a espaldas sino al lado mío como si yo no estuviera.

Entonces eso me sentó mal y en un primer momento a mí me cabreó mucho, me enfadé y entonces fui.

Y les dije por favor la próxima vez si queréis hablar de un tema que me concierne a mí venís, me decís que vayamos a hablar y hablamos los tres.

Claro, de forma profesional también, ¿no?

Pues el jefe me dijo es que no estamos hablando de ti y le digo ¿ah no?

Y me dice no, estamos hablando de una Azubi y yo le dije la Azubi que ha preparado las mesas para la noche cuando teóricamente todavía no tocaba.

Y yo le pregunté ¿y quién es esa Azubi?

Y me dice no, pero que no hemos dicho nombre, no sé qué, y yo le dije es que a ver, es mi tercer año aquí, si os pensáis que no entiendo el alemán ya no cuela.

O sea, yo sabía perfectamente que estaban hablando de mí y fue algo que no me sentó bien y bueno, pues me empecé a llorar, me di un ataque de ansiedad.

Y entonces vino otro compañero que sí que era amigo mío y nada, me dijo que no les hiciera caso.

Y entonces el compañero ese que estaba hablando con el jefe me vino a preguntar que qué me pasaba, que por qué estaba llorando y yo le dije que me dejara en paz.

Entonces se fue a mi amigo y le preguntó que qué me pasaba y mi amigo le dijo es que si a ti te parece normal hablar de ella, o sea, estando ella presente.

Y entonces pues nada, luego llegó el jefe de personal, el jefe de restaurante y nos cogió a mí, a mi amigo y al otro chico.

Nos llevó apartados para hablar y el jefe este nos preguntó a mí y a mi amigo que si conocíamos nuestra posición en el hotel.

Y nosotros le dijimos que sí, que éramos azubis.

Me dice, sí, sois azubis y vosotros no tenéis derecho a entrar en discusiones ajenas.

Y yo le dije, o sea, que por ser azubi no tengo derecho a palabra, o sea, no tengo derecho a dar mi opinión, ni a defenderme, ni a nada.

Y sí, sí, nos dijo eso, o sea, ya cuando nos preguntó si conocíamos nuestra posición ya me quedó claro que los azubis, con perdón, éramos la última caca del hotel.

Y eso no es así, ¿no?

O no debería ser así.

No debería de ser así porque los azubis muchísimas veces acabamos haciendo más trabajo que un trabajador normal.

Claro y además hay un contrato de por medio también, o sea, independiente de que estás siendo aprendiz, también hay reglas que rigen para todos los trabajadores y trabajadoras donde también los azubis están incluidos, o deberían, ¿no?

Claro, yo en mi contrato, porque yo guardo ese contrato, pone 40 horas semanales, cosa que no se respetaba, o sea, es lo que te he dicho antes, yo entiendo que en gastronomía hay que echar horas, pero no me pidas que salga a las 12 de la noche y te entre a las 6 de la mañana.

Después que se dio esta situación, ¿viste que cambió el trato también contigo?

¿Hubo alguna represalia también que sentiste?

Sí, sí, sí.

¿Cómo cambió la relación?

¿Qué pasó ahí después de esa conversación o de esa situación también?

A ver, después de esa situación, yo llegué a encararme a mi jefe, o sea, yo he llegado a gritarme con mi jefe por el tema de incumplimiento de contrato.

Vale, pues después de eso ha ido a por mí, claramente, o sea, después de eso había semanas que tenía que hacer, por ejemplo, dos o tres turnos partidos, eso era de 8 de la mañana a 12 del mediodía y de 5 de la tarde a no tenías horas de salida.

Y al día siguiente igual.

¿Y el trato hacia ti también cambió?

No, en eso era más disimulado.

¿Cómo ya te das cuenta de que esta situación es insostenible para ti?

Cuando ya mi pareja se empieza a dar cuenta también, cuando ya mi pareja me dice sal de aquí, o sea, ya fue él mismo el que me dijo que no podía seguir así.

O sea, yo el día que te digo que acabé a gritos con mi jefe, o sea, mi jefe fue a buscar a mi pareja para decirle que yo era una maleducada y que no tenía respeto.

Y mi pareja le dijo perdone, pero lo que no puede pretender es que Eli salga de aquí a las 12 de la noche y esté aquí otra vez a las 6 de la mañana y le rinda al 100%.

Claro, terminaste explotando, porque aguantaste, como dices, desde el primer día ya te empezaste a dar cuenta de que las cosas no iban a ser como se habían acordado.

Y después de ese momento en que explotaste, aguantaste 3 años.

Sí, dos y medio.

Dos y medio, es mucho tiempo.

Sí.

Es mucho tiempo.

Finalmente, ¿qué hiciste?

¿Seguiste?

¿Te retiraste?

A ver, al principio sí que es verdad que a mí me daba bastante miedo el hecho de terminar mi contrato laboral con el hotel.

Porque, claro, yo decía es que todo lo que sé, todo lo que he aprendido, todo el vocabulario que tengo alemán es de restaurantes, de hotel.

Entonces, no sé si voy a ser capaz de poder trabajar en otra área.

Entonces, lo que hice fue enviar mi currículum a otras empresas para hacer la prueba de una entrevista para verme yo, para ver cómo me desarrollaba yo en una entrevista aquí en Alemania.

Porque no había hecho una entrevista en alemán todavía.

Claro, porque desde España habían pasado así nomás.

Exactamente.

En España no hicimos ningún tipo de entrevista en alemán.

¿Te costó tomar esa decisión de decir voy a empezar a probar en otro lado a ver qué pasa?

Porque igual todas las situaciones que viviste también de alguna manera afectan la parte emocional, psicológica, esa inseguridad.

¿Fue difícil tomar la decisión de buscar por otro lado?

Sí y no.

Al principio te da un poco de miedo porque, por ejemplo, yo llevaba dos años y medio en el mismo sitio y empezar en un sitio nuevo, no sabes si te va a salir bien, si te va a salir mal.

Pero lo que pensé es que no me puedo quedar aquí estancada.

¿Y dónde hiciste las entrevistas?

¿Cómo fue esa experiencia de estar de alguna forma trabajando igual seguías en el hotel y estudiando, pero ya mirando un poco para lo que podría venir?

Sí, me enfoqué sobre todo en buscar entrevistas en sitios donde el vocabulario fuera el mismo o casi el mismo que en un hotel, o sea, de cara al público y en el sector de alimentación.

¿A dónde fue que mandaste tu currículo?

Cafetería, también lo mandé a hoteles, lo mandé a restaurantes.

Mira, a pesar igual de la mala experiencia que tuviste, igual mandaste a hoteles.

¿Por qué?

A ver, al principio yo no tenía problema en volver a trabajar en un hotel o en un restaurante porque es lo que dicen, un sitio puede que sea malo, pero otro no, otro puede que sea bueno.

¿Y cómo fue tu experiencia al mandar el currículum a los otros lados, las entrevistas laborales?

¿Te sentías nerviosa?

¿Cómo fue?

A ver, el primer sitio que me llamaron fue un hotel y iba muy nerviosa, muy nerviosa.

Era la primera entrevista que yo tenía 100% en alemán y claro, yo quería que me cogieran.

Y recuerdo que cuando salí de la entrevista llamé a mi mejor amiga y le dije, la he cagado.

O sea, me sentí, o sea, sentí que olvidé todo el alemán que había aprendido.

Me sentí muy mal, o sea, salí de allí con muy mal sabor de boca.

Yo pensé, es que no me van a llamar, es que no he estado bien, pero al contrario, me llamaron el mismo día por la tarde y me dijeron que me mandaban el contrato.

¿Así, de una?

De una.

Guau, qué bien.

Me imagino que sorprendidas.

Sí, la verdad es que sí.

Qué bueno, felicitaciones.

¿Cómo fue la entrevista?

¿Qué cosas te preguntaron?

Bueno, me preguntaron lo que sabía hacer, el por qué quería trabajar con ellos, el por qué quería cambiar de hotel.

Y bueno, básicamente fue eso.

¿Y te presentaste a otro hotel o fue en este caso en otra empresa?

Yo envié el currículum a cinco sitios diferentes y ese mismo día me llamaron de tres.

De este hotel y de dos cafeterías.

Tenías para elegir.

Sí.

Qué bien.

¿Y por cuál te decidiste?

Me decidí por una cafetería.

Bueno, es como una panadería-cafetería, o sea, yo estoy de vendedora y lo que hago es vender lo que tenemos en aparador y hacer cafés.

Yo no sirvo en las mesas.

¿Hace cuánto tiempo que empezaste ahí?

Hace tres semanas.

Ah, recién.

¿Y cómo te has sentido ahí?

La verdad es que me siento muy bien.

He tenido mucha suerte tanto con compañeros de trabajo como con mi jefa.

Mi jefa es un encanto de mujer.

Y la verdad es que yo al principio no había descartado la posibilidad de volver a trabajar en un hotel o en un restaurante, pero ahora lo descarto completamente.

Qué bien que estás en un buen lugar, un buen equipo.

¿Sientes también que tu nivel de ansiedad, de depresión que sentías psicológica disminuyó?

Sí, sí.

O sea, ahora me levanto con ganas de ir a trabajar.

En esos tiempos cuando estabas pasando por las dificultades en el trabajo, ¿pudiste tener apoyo psicológico aparte del de tu pareja?

¿Algún apoyo profesional?

Sí, sí.

Yo tengo mi médico aquí y fue él también el que primero me derivó al psicólogo, pero fue mi médico también el que me dijo que dejara ese trabajo.

¿Tú recomiendas a otras personas que nos puedan estar escuchando que es importante pedir ayuda?

¿Lo recomendarías de ayuda profesional también?

Sí.

Yo sé que puede que las personas no se den cuenta hasta cierto punto, pero yo les recomendaría que no tengan miedo de pedir ayuda o de si necesitan cambiar de Ausbildung o dejarla, que no tengan miedo.

Porque no pasa nada.

¿Fue difícil para ti tomar la decisión de renunciar a la Ausbildung porque ya llevabas dos años y medio, no te quedaba tanto para terminar?

¿Fue difícil esa decisión a pesar de todo lo que estabas viviendo?

Fue difícil por el hecho de la presión social, la presión de, sobre todo, mi familia.

Me quedaba un mes para el examen, para terminar.

¿Qué va a pensar mi familia a un mes del examen?

¿Qué va a pensar mi pareja?

¿Qué va a pensar la gente?

Pero es que al fin y al cabo es una decisión solo tuya.

Si tú, como fue mi caso, estás en una situación límite en la que emocionalmente estás destrozado, piensa en ti.

Porque al fin y al cabo el cambio es para ti, ni para tu familia, ni para tus amigos, ni para tu pareja.

Es para ti.

Y mi familia, por suerte, me apoyó.

Y es eso.

Haz las cosas por ti, no por los demás.

¡Qué bien!

Me alegro.

Es una decisión también valiente.

No es fácil, menos cuando uno está viviendo en otro país sola, cuando tenías un proyecto también.

Porque me imagino que venías con muchas ilusiones también desde España.

Sí, y las sigo teniendo.

Las sigo teniendo.

Yo lo veo como una experiencia.

Obviamente he tenido momentos buenos y me lo quedo como eso, como una experiencia vívida.

¿Qué aprendizajes crees que sacaste de esta experiencia?

A pensar más en uno mismo.

El primer año, porque no tenía idioma, no sabía cómo defenderme.

Desde el segundo ya empecé a valorarme más y a valorar más lo que yo merecía, mis derechos.

¿Sientes que has cambiado desde que llegaste a Alemania?

Mirando un poquito a la Eli que salió de Barcelona hace unos años atrás, a la Eli de hoy día.

Sí.

¿Qué cosas sientes que has cambiado en ti?

No sé.

A ver, yo ya era una persona, por así decirlo, madura.

Pero el haber llegado a un país completamente desconocido, el haber aprendido un idioma nuevo, la cultura, el haberme independizado también.

No sé, son cosas que al final te acaban forjando.

Me alegra también escuchar que dices que a pesar de todo esto has sacado aprendizaje y que sigues con ilusiones y sigues con proyectos y sigues trabajando por ti, por tu presente, por tu futuro.

¿Cómo te ves de aquí a un tiempo más?

De momento, igual.

Trabajando donde estoy ahora y no sé la verdad.

Está bien.

Viviendo el presente y este momento también bueno que estás pasando.

Porque la parte difícil cuando uno llega, como dices, el aprender el idioma, el adaptarse a una nueva cultura.

Las personas que emigramos pasamos por estos procesos.

Algunos, claro, tienen experiencias mejores que otras, pero pienso que lo importante, como dices tú, es sacar aprendizaje y seguir.

Pues sí.

No pasa nada.

Yo creo que eso también es importante.

Si uno decide que la Ausbildung no es para uno o que no se siente cómoda en ese lugar o en el trabajo, que es posible renunciar, que es posible encontrar alternativas.

A pesar, como dices tú, que hay presiones también externas o también el hecho a lo mejor de la visa, que muchas personas dicen, si renuncio, ¿qué voy a hacer?

¿Pero crees que hay opciones?

Bueno, en tu caso las hubo, pero para otras personas también cuando estén en esa situación de encontrar salida.

Alemania es un país que ofrece muchísimo trabajo.

Alemania es un país que tiene muchísimo trabajo.

Por ejemplo, en mi hotel te decían que sin Ausbildung no te iban a contratar en ningún sitio.

Eso es mentira.

Yo no tengo Ausbildung de vendedora y estoy trabajando como vendedora.

Yo pregunté la diferencia salarial entre una persona sin Ausbildung y con Ausbildung y son 100 euros.

Muy poquito.

Es muy poco.

Y aquí lo bueno de Alemania es que los sueldos son muy buenos.

Yo quisiera también aquí hacer una recomendación para personas que estén pasando por alguna dificultad en el ambiente laboral o que estén recién empezando y quieran revisar sus contratos, por ejemplo, las condiciones.

Nosotros en el episodio número 33 del podcast hablé con Jaisa Rojas, ella es del programa FEGA Integración, que están en Hamburgo, y ellos hacen asesorías en Derecho Laboral, son gratuitas y pueden contactarla desde cualquier lugar de Alemania.

No es solamente presencial, sino que ella hace asesorías también online.

Eso también yo lo voy a dejar en las notas del episodio, el contacto, y también en el Instagram.

Por cualquier cosa yo creo que siempre es bueno saber dónde uno puede acudir.

Para ir terminando Eli, quisiera preguntarte algunas cosas como a modo de juego un poco.

Una comida alemana o bebida que te guste.

Es que aquí también casi siempre comen lo mismo, las bursts o las patatas.

¿Te gustan?

Sí.

¿Algo de la cultura alemana que es diferente a la tuya y que te hace sentir cómoda?

Son muy tranquilos.

¿Como en la forma de vida dices tú?

Sí, porque a ver, por ejemplo, en España es típico sentarte en la terraza de un bar a tomarte unas cervezas, a comerse unas tapas.

Aquí no es típico.

Y es típico si te sientas a tomar un helado y ya está.

Y eso lo disfrutas, te gusta.

Sí, no, a ver, lo echo de menos evidentemente, pero sí que se disfruta la calma que hay aquí.

Aparte de las tapas, ¿hay alguna otra cosa que eches de menos de Barcelona o de España?

El clima.

Aquí donde yo vivo, que es en el norte, o sea, arriba del todo, hace mucho frío.

Casi todos los días hace viento, casi todos los días llueve.

Estuvimos hace poco, casi dos semanas, sin ver el sol.

Wow, y estamos en primavera.

Sí, bueno, estamos ya entrando el verano.

Y eso yo veo en Barcelona, 25 grados, 30 grados, sol.

Y eso sí que lo echo de menos.

¿Alguna comida que eches de menos de ella?

¿O te la preparas tú en la casa?

Me la preparo yo aquí.

Pero sí que es verdad que productos así como, por ejemplo, para hacer un cocido o lo que sea, pues sí que no es lo mismo comprar los productos en España que aquí en Alemania.

Claro, claro.

No sé si te pasa, pero hasta los mismos productos también tienen otro sabor.

Sí.

¿Y algún consejo para aprender alemán que nos puedas compartir que te haya servido o que te sirva todavía?

A ver, yo te voy a ser sincera.

Yo no me he sentado delante de un libro a aprender alemán.

Entonces, como consejo, sé que cuesta, pero la gente que llegue en grupo con españoles, sé que es difícil, porque no te salgas por completo, pero tampoco te quedes ahí dentro.

Porque ese fue uno de mis errores el primer año, que me quedé dentro de mi grupo de españoles.

Como que no salí de ahí y por eso cuesta tanto aprender el idioma alemán, porque no te relacionas con otros alemanes, a no ser que sea en la escuela o en el trabajo.

Entonces, si tienes la oportunidad de salir a tomar una cerveza o salir a pasear con algún alemán, que lo aprovechen, porque es la mejor manera de aprender alemán.

También Netflix, películas, series con subtítulos en alemán, con idioma alemán.

Sin duda que eso ayuda mucho, como dices tú, escuchar, practicar.

Y como decías tú, que uno va ganando más confianza a medida que puede encontrarse a uno mismo, también va ganando más confianza al momento de relacionarse con otras personas.

¿Te pasa también?

Sí, sí.

El primer año yo era muda, yo no hablaba, porque me daba mucha vergüenza el de equivocarme.

Pero claro, trabajando cara al público, tienes que hablar.

Entonces, una vez que empiezas a hablar, ya te sueltas, vas aprendiendo cosas nuevas, llega un momento que ya olvidas la vergüenza.

Me he equivocado, bueno, pues no pasa nada.

Y el trabajo que estás haciendo ahora, que estás de cara al público, ¿te costó al principio?

No fue lo mismo por el simple hecho de que es muchísimo más relajado.

O sea, yo cuando empecé a trabajar ahí, en mi nuevo trabajo, mi jefa lo primero que me dijo fue tenemos dos manos y dos cajas de cobrar.

O sea, no te estreses, no te agobies.

Si la gente tiene que esperar, que se espere.

Y ya está.

A ver, si siempre hay el típico que tiene prisa, el típico que tiene un mal día y lo acaba pagando contigo.

Eso hay en todas partes.

Tú te tienes que quedar con que tú haces bien tu trabajo, están contentos contigo en el trabajo.

Y ya está, no me llevo nada negativo a casa.

¡Qué bien!

Esa yo creo que es una muy buena actitud y también un consejo para quienes están haciendo South Building o pensando hacer uno o no.

Aquí también tiene una experiencia de vida que yo estoy segura de él y que le va a servir a mucha gente.

Así que quisiera de nuevo darte las gracias por compartir tu historia, por ser tan honesta y hablar de estos temas que son difíciles.

Son difíciles hablarlo siempre, pero más cuando estamos en otro país.

Sí, la verdad es que sí.

Sobre todo porque la familia está lejos y a veces sí que estás realmente solo en este país.

Pero es eso, o sea, si alguien está pasando por la misma situación en la que yo he pasado, lo primero que no se calle.

Que si tiene su opinión, se siente mal, lo diga.

Que busque ayuda.

Y que de todo se sale.

Tú eres un muy buen ejemplo de eso.

Elisa, hay personas que quieren ponerse en contacto contigo para hacerte preguntas o quizás también estén en esta situación y quieran una palabra.

¿Cómo pueden contactarte?

Por Instagram o por Facebook.

Perfecto, yo voy a dejar entonces la publicación de Instagram, te voy a etiquetar y en las notas del episodio como siempre va a estar ahí tu contacto.

Quisiera de nuevo darte las gracias, te deseo una buena tarde y mucho éxito en el nuevo trabajo que estás haciendo.

De acuerdo, muchas gracias a ti también.

Un abrazo, chau.

Chau.

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Muchas gracias por escuchar y que tengas un lindo día.

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